Rember Yahuarcani
La obra del artista Rember Yahuarcani es un recorrido visual por los mitos e historias de los seres que pueblan el universo físico y espiritual de la Amazonia. Los mitos son los ríos donde navega la memoria de los ancestros y es allí donde Rember ha buscado las palabras e imágenes que han guiado su obra creativa. Su aprendizaje se inició al lado de su padre Santiago Yahuarcani, al mismo tiempo que escuchaba las historias narradas por su abuela Martha López. Desde el 2003 comenzó a exhibir sus obras en galerías, pero todavía encasilladas en el concepto de “arte indígena”. Desde el 2007, Yahuarcani ha buscado “forzar espacios” para presentar sus obras ya no con la etiqueta de “pintura indígena”, sino como piezas de arte contemporáneo, enraizadas ciertamente en la historia y tradición indígena, pero con una evolución, estilo e identidad propias.
Galería de Obras
Biografía

Artista plástico y escritor. Ha presentado diecisiete exposiciones individuales. Recientemente Desde el Amazonas en el Museo de Bellas Artes de Salta y en el Paseo Castro Barros, La Rioja, Buenos Aires, Argentina (2012); Rafue: Padre del Conocimiento en el Centro Cultural Inca Garcilaso, Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú; Ruño en la Sala de Arte de Viajes El Corte Inglés (2011); Once Lunas en la Galería de Arte Pancho Fierro de la Municipalidad de Lima (2009); Horizontes sin memorias en el Museo de Arte de San Marcos (2009); Llanchamas: Sólo Pieles en la Galería de Arte 80m2 (2008); Sueños del Creador en la Galería de Arte del Banco Continental de Iquitos (2008), entre otras. Ha participado en importantes exposiciones colectivas en Brasil, México, Ecuador, Dinamarca, Polonia, Suiza y Perú.
Rember Yahuarcani, de la etnia amazónica de los huitoto, se ha propuesto mostrarnos, a través de cada nueva exhibición, la visión cosmogónica de la cultura de la cual proviene. Para ello, decodifica la tradición oral que lo acompaña desde niño, identificando a los personajes protagónicos y plasmándolos en espléndidas formas, sobre la versátil superficie de la Llanchama, la piel del árbol. De hecho, cada uno de sus alucinados seres, tiene una historia. Esta, para ser atrapada, puede pedir tintes vegetales o acrílicos.
Explica que hasta el año pasado, trataba de plasmar, de una manera lineal, historias de mitos relacionados a la cosmogonía huitoto, pero desde este año, decidió cambiar. Abandona el discurso narrativo, y entra, deliberadamente, a explorar el lenguaje pictórico de la tradición occidental, no sólo a través del desarrollo de personajes que – si bien tienen vínculos con la cosmogonía huitoto – son creaciones de su imaginación, sino incorporando el uso de acrílicos a una paleta donde los tintes vegetales tenían soberanía absoluta.
Rember Yahuarcani apunta también a formar parte de una sociedad a la que no pertenece por vínculos naturales. “Yo vengo con ganas de mostrar algo, de contar mi historia, la de los huitoto (así como ustedes, cuando se conocen se cuentan sus vidas) y, hasta el momento, he tenido buena acogida.Necesito que, quienes viven en esta ciudad, sepan que nosotros estamos aquí, en este país. Pero acabado el período de exposición, tengo siempre la necesidad de regresar”.
Rember se nutre de las historias que le cuenta, hasta hoy, su abuela en lengua nativa. Las incorpora a su archivo de imágenes después de ser traducidas por su padre, ya que en su caso el aprendizaje del castellano desplazó el huitoto. Luego, cosa curiosa, consulta textos de antropólogos especialistas en la etnia huitoto, para entender el verdadero significado de términos que emplea su abuela. Es el caso por ejemplo de Buiñaiño, al mismo tiempo, la esposa del creador, arco iris, diosa de todos los seres del agua y también, palmera del aguaje.
Por otro lado, y para acentuar la ironía, Rember dice que cuando está en la ciudad, trata de estudiar un poco a la gente, para terminar de entender cómo se puede sobrevivir en un espacio como este. De hecho, jamás se encontrará en la selva a un huitoto o a un bora pidiendo auspicios, comenta.
Las llanchamas están tendidas y los personajes capturados. Es cuestión de afinar los sentidos para tender un puente de complicidad entre la iconografía de Rember Yahuarcani y nuestro asfalto puro y duro. Al fin y al cabo, somos también objetos de estudio.